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Me he asomado por la ventana y he comprobado que el mundo está sereno y en armonía. Diría que esta ventana antes era mucho más grande, tal vez ahora me parezca pequeña porque conservo el recuerdo de cuándo yo era apenas un niño. Hoy me resulta estrecha y algo incómoda, la verdad. Por otro lado, es cierto, que si lo único que hago es asomar mi cabeza por ella el tamaño es perfecto, pero a veces quiero mirar que hay hacia arriba o hacia abajo y entonces ya no tengo margen para maniobrar bien con la cabeza. No sé, en realidad sí, creo que esta ventana es demasiado pequeña.

 

No estoy asomado por ninguna ventana de mi casa. Todas las ventanas de mi casa son sobradamente grandes para mi tamaño.

Estoy asomado a la ventana de Overton. Definición de Wikipedia aquí

 

Esta ventana representa el rango de ideas que la sociedad encuentra actualmente como aceptable. Por ejemplo, hace 30 años la sociedad encontraba aceptable fumar dentro de un bar. Si alguien lo hacía no generaba rechazo. Fumar en un bar, incluso si había niños dentro, era una actividad que cabía dentro de la ventana de Overton de ese momento. Tal vez alguna persona estuviera convencida de que eso no era sano ni respetuoso, pero si lo decía abiertamente obtendría un rechazo por parte de la sociedad, porque lo que en realidad se consideraba inaceptable era que alguien intentará prohibir fumar dentro de un bar. Sin embargo, ahora es justo al revés.

 

La ventana de Overton actualmente se ha estrechado hasta tal punto que apenas cabe el pensamiento crítico ni divergente. Es una ventana donde sólo cabe la polarización. O piensas en blanco o piensas en negro. El gris genera rechazo. Lo decía Dante Alighieri: “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que se mantienen neutrales en tiempos de crisis moral”. Malas noticias para todos los que acostumbran a pensar y a reflexionar. La ventana de Overton nos dice que ahora lo que tenemos que ver como bueno y deseable es solo obedecer, por el contrario, debemos condenar el pensamiento crítico. Quien se atreva a ser crítico será inmediatamente rechazado, de la misma manera que se rechazaba hace 30 años a quien decía que no era respetuoso ni sano fumar dentro de un bar. No tocaba.

 

Para invitar a la reflexión, que es mi principal objetivo siempre que escribo, os recuerdo el conocido ejemplo de las hormigas. Si introduces en un tarro de vidrio cien hormigas rojas y cien hormigas negras y lo dejas encima de una superficie lisa, no pasará nada. Pero si agitas violentamente el tarro, comenzarán a matarse entre sí.

 

Pregunta, ¿alguien está agitando violentamente la sociedad para que nos polaricemos?

 

Escrito por Javier Lozano de Diego