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Hoy el aire sopla con fuerza, tal vez más de la habitual. Se oye su silbido en frecuencias agudas mientras roza contra algunas señales de tráfico, algunos salientes de edificios, ventanas y otros recovecos. Entra ese viento por la calle, muy veloz, y azota un montón de hojas en el suelo que levanta formando un remolino, las hojas giran a distintas velocidades, en distintas direcciones, formando una figura geométrica parecida a una espiral. Ver esas hojas bailar, de esa manera aparentemente caótica pero en el fondo dirigida, capta mi atención. De pronto el aire cesa y las hojas caen lentamente hacia el suelo, como si dejaran de estar animadas. El director de la orquesta, el viento, ha ordenado parar. Pero vuelve a los pocos segundos, con más intensidad, como si estuviera furioso y las hojas comienzan a girar velozmente formando de nuevo esa espiral. El mismo silbido discontinuo vuelve a oírse por la calle. Es como si fuera una canción, con ritmo eólico.

 

Me pregunto qué fuerzas hay detrás de todo esto, qué leyes gobiernan lo que los científicos llaman la dinámica de fluidos y me pregunto hasta qué punto en esas hojas existe el caos o gobierna el orden. Estoy seguro de que si fuéramos capaces de determinar la velocidad y dirección exacta de todos los vectores que se generan en ese remolino, podríamos llegar a saber exactamente donde estaría una de esas hojas en el próximo instante. O tal vez no. O tal vez un suceso inesperado, aleatorio, podría cambiar el resultado. Hay una cantidad tan grande de variables que tal vez la realidad no sea fácil de entender y se escurre como el agua en una cesta. El increíble efecto mariposa, me repito a mí mismo, donde un pequeño cambio en un sistema provoca un enorme cambio en el resultado. La realidad, el universo, es misterioso… me digo a mí mismo.

 

Levanto la mirada y recuerdo que iba hacia una farmacia. No sé exactamente cuánto tiempo he estado observando esas hojas. Varios minutos seguro. Me he quedado como hipnotizado mirándolas. Prosigo mi camino.

 

Me llamo Javier Lozano de Diego y así veo el mundo. Crecí con la convicción de que mis pensamientos eran extraños. Viví en silencio muchos de ellos porque no resultaba fácil compartirlos. Ahora sé que esto no es nada extraño, tengo altas capacidades mentales, como aproximadamente el 10% de la población. He decidido compartir mi visión del mundo con todos vosotros porque muchos todavía no han descubierto sus altas capacidades. Tal vez mis reflexiones puedan alumbrar el camino a quienes están aún en la oscuridad.

 

Gracias ANAC por vuestra labor. Sois importantes para las vidas de muchas personas. Vamos a construir el futuro mirando hacia el horizonte con ilusión… porque… “El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que lo sostiene” Blaise Pascal 1670

 

Javier Lozano de Diego

Un artículo escrito desde el corazón para ANAC

Asociación Navarra para las Altas Capacidades

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