339 palabras.

Acompáñame, vamos juntos a ver qué eres “en realidad”.

Necesitamos silencio y mucha atención. ¿Vamos? Dame la mano y no te detengas, pese al vértigo.

Empezamos.

Creo que no eres lo que tienes. Ni tu dinero, ni tus cosas. Nada de eso.

Tampoco eres lo que has conseguido, ni lo que perderás.

Eres tú más allá de tus logros.

No eres tu cuerpo, pese a que te contiene. Tu cuerpo cambiará a lo largo de la vida, sin embargo, tú seguirás siendo tú.

Eres también más de lo que piensas sobre ti y de lo que piensan otros. Da igual lo que se piense sobre ti, eres más allá de todo eso.

No eres tu profesión, eso es solo a lo que te dedicas.

Tampoco eres tu posición social, ni tu status, ni reconocimiento, todo eso podría variar en algún momento. Y recuerda, pese a todo, tú seguirías siendo tú.

(Como ves, estamos quitando capas de lo que no eres, como ramas molestas que tenemos que apartar en el camino de una selva.)

Tampoco eres tu nombre, aunque te identifiques con ello. Es lógico, porque siempre te han llamado así. Es el poder de la costumbre.

Tampoco eres tus pensamientos que pueden cambiar a lo largo de tu vida. Ni tus ideas, de ningún tipo. No eres tus creencias que están influidas por la cultura y la ubicación geográfica en la que has nacido.

No eres tu inteligencia, ni heredada ni desarrollada. Ni tus habilidades, ni talentos. Nada. Nada de eso realmente eres tú.

Tampoco eres lo que te ha sucedido en la vida porque te suceda lo que te suceda, tú seguirás siempre siendo tú.

Tampoco eres tus procesos personales internos que evolucionarán y cambiarán a lo largo de tu vida.

En este punto es cada vez más difícil encontrar tu esencia. Lo sé. La mayoría de las personas nos identificamos con todo lo anterior. Pero si lo piensas despacio, probablemente te des cuenta, que lo único que al final somos y permanece es…

La conciencia. Eres conciencia.

Una entrada para invitar a la reflexión
Escrita por Javier Lozano de Diego